viernes, 29 de abril de 2011

Elementos primarios de la arquitectura andalusí y mudéjar (VI): patio y jardín.

Los espacios habitables de la casa andalusí se ordenan en torno a un patio, generalmente ajardinado, que es el “dejennat”, “pharadaisos”, o paraíso de la Casa, donde transcurre la vida del creyente como en una premonición del paraíso celeste. 

En Medina Azahara los grandes salones se sitúan en unos casos, como el Salón Rico, ante una gran terraza artificial, elevada sobre fuertes murallas sosteniendo un jardín elevado con vistas a otros huertos inferiores y al paisaje, intentando evocar los jardines colgantes de Babilonia. En otros como el Salón Occidental, el palacio se eleva sobre un paraíso colocado a sus pies y surcado por dos grandes caminos cruciformes, en cuyos encuentros se situaban albercas o pabellones. 

Ciudad Palatina de Medina Azahara (936-976). Planta general mostrando los jardines. 

Ciudad Palatina de Medina Azahara (936-976). Planta del Jardín Oriental. 

Ciudad Palatina de Medina Azahara (936-976). Secciones longitudinales del Jardín Oriental. 

Ciudad Palatina de Medina Azahara (936-976). Secciones transversales del Jardín Oriental. 


Ciudad Palatina de Medina Azahara (936-976). Vista aérea del Jardín Oriental. 

Este es el modelo de jardín llamado de crucero, de origen iranio. Así era el jardín plantado por sus propias manos por Ciro el Joven, el gran príncipe y guerrero persa en Sardes, según nos traslada Jenofonte. Excavado por el Deutsche Archaeologisque Institut, el jardín de Sardes se nos presenta como el más viejo de los jardines de crucero conocido. 

Esquema general del jardín de Sardes (actual Turquía, s. VI a. C.)

Al Islam llegó tardíamente, en el reinado de Hixem I, el último califa Omeya, en su palacio de Ruzafa en Siria. Pero en el Califato abbasi se labraron varios patios del mismo tipo en los palacios de Balkuwara en Samarra. El nieto de Hixem I, el joven Abd al-Rahman I, emigrante a tierras de Occidente, copió el palacio de Ruzafa y su jardín en el reborde de la sierra de Córdoba. Hoy identificable fotogramétricamente con el actual cortijo del Turruñuelo, y fue el modelo de los múltiples jardines de crucero hispanomusulmanes. 

Esquema del jardín de crucero de Hixem I en Rezafa, Siria (s. VII)


En la misma Medina Azahara excavamos e hicimos anastylosis de un jardín, que denominamos del Príncipe o de la Alberquilla, y que es el modelo más perfecto de lo que serán, luego las casas andalusíes en siglos posteriores. El patio, levemente alargado, tiene a sus costados sendos paredones. En sus dos lados menores se elevan dos pabellones, situados a Saliente y a Poniente. 

Ciudad Palatina de Medina Azahara (936-976). Planta del Patio de la Alberquilla. 

Ciudad Palatina de Medina Azahara (936-976). Vista del Patio de la Alberquilla. 
Estos pabellones constan de una sala alargada con senda alcobas laterales, algunas ficticias, y precedidas de un pórtico, cerrado por una puerta triple de arco de herradura sobre dos columnas, con gran alfiz, y con grandes hojas de carpintería de torno con sendas quicialeras pétreas. El doble pórtico evolucionó hacia una imagen, cada vez mas transparente, con galerías mas diáfanas y de toda la anchura del patio y trasladadas las hojas de carpintería a las puertas interiores de acceso a los salones. 

Así las encontramos ya en la Alfajeria, donde el pórtico norte avanza en dos pabellones laterales sobre el jardín abrazando la alberca. En el otro lado, la galería es la más compleja de las arquerías decorativas entrelazadas inventada por el Islam andalusí, consecuencia de la popularización y barroquismo que afectó al arte español del Califato en su evolución bajo los Taifas. Albercas, arriates, acequias o pequeñas rías de aguas, completan la descripción plástica del paraíso en esto jardines. 



Palacio de la Aljafería, Zaragoza (1065-1081). Planta del palacio en época taifal. 


Palacio de la Aljafería, Zaragoza (1065-1081). Patio de Santa Isabel. 


Este arte se expandió en época almoravide, tanto en los desaparecidos palacios de Marrakech, como en los construidos por Ibn Mardanix en sus huertas murcianas, como el Castillejo de Monteagudo, con torres mirador tras sus salones, dispuestos en núcleos montados en torno a un jardín cruciforme sin pórticos, pero con dos pabellones en su eje mayor. 

También hubo jardines donde el agua era ficticia, fingida con pavimentos de pulidos mármoles oscuros, donde se reflejaban los alzados arquitectónicos. Evocan el palacio construido por Salomón para la reina de Saba a fin de descubrir el secreto de unos pies ocultos por el vestido, y que las malas lenguas decían que eran patas de cabra denunciando su origen diabólico. 

De época almohade conserva el alcázar sevillano dos patios trascendentales, el del Yeso, interpretación almohade de la Dar al-Yund de Medina-Azahara, que incorpora iniciaticamente la “tsebka”, o enrejado de yeso calado dibujando rombos, consecuencia geométrica de llevar “ad infinitum” las arquerías entrecruzadas califales de la Mezquita de Córdoba. De aquí sale este tema absolutamente emblemático del arte andalusí. 


Real Alcázar de Sevilla. Planta general mostrando los jardines.


Real Alcázar de Sevilla. Estancias almohades conocidas como Patio del Yeso (s. XII). Planta.

Real Alcázar de Sevilla. Estancias almohades conocidas como Patio del Yeso (s. XII). Sección longitudinal. 

Real Alcázar de Sevilla. Estancias almohades conocidas como Patio del Yeso (s. XII).

El otro patio es el de la Casa de Contratación. Ambos son obra de Ali al-Gumari, auto de la famosísima Giralda Sevillana, alminar de la mezquita mayor almohade, y cuya composición arquitectónica deriva de estos patios, el segundo de los cuales excavé y pude reconstruir en la década de los años setenta. 

 Real Alcázar de Sevilla. Palacio almohade de la Casa de Contratación, planta almohade y actual. 

  Real Alcázar de Sevilla. Palacio almohade de la Casa de Contratación, reconstrucción virtual en época almohade. 

  Real Alcázar de Sevilla. Palacio almohade de la Casa de Contratación, Alzado del pórtico norte en época almohade. 

   Real Alcázar de Sevilla. Palacio almohade de la Casa de Contratación; pórtico sur.

Real Alcázar de Sevilla. Palacio almohade de la Casa de Contratación; pórtico norte.

El modelo del Patio del Yeso, y la evolución segura y firme del mudéjar toledano llevaron a la fórmula nazarí, que tuvo dos etapas. En la primera dinastía granadina, la tradición almohade mantuvo la teoría del soporte cuadrado de ladrillo. Pero Ismael, el usurpador, hizo sustituir los apoyos del pórtico del Generalife por columnas de mármol blanco de las canteras de Macael que quedaron abiertas a las sutilezas del arte nazarí, y que ya no se cerrarían nunca. 

 Jardines del Generalife, Granada (s. XIII). Planta general

Jardines del Generalife, Granada (s. XIII). Patio de la Acequia.

El patio de Arrayanes que centra el cuarto de Comares, o Palacio Oficial de la Dinastía, es la perfección en tamaño, calidad y clasicismo del patio de doble pórtico que sirvió de base al paraíso domestico del Islam español. Este patio, iniciado por Yusuf I y terminado por Muhammad V, era una meta insuperable. El mismo sultán arquitecto, construiría un nuevo palacio por novísimos caminos, el palacio del Riyad, o del Feliz jardín, en torno a la fuente de los Leones de antigua raigambre judáica. 


Palacio de la Alhambra, Granada (s. XIV). Planta general; en verde oscuro el Patio de los Arrayanes; en verde claro, el de los Leones. 



Palacio de la Alhambra, Granada (s. XIV). Patio de los Arrayanes.

Palacio de la Alhambra, Granada (s. XIV). Patio de los Leones.

Don Pedro I de Castilla señor y protector de Muhammad V había construido su palacio mudéjar de Sevilla en torno a un patio peristilo, el que hoy llamamos “de las Doncellas”. El mundo cristiano había conservado allí la teoría del “peristylos” clásico; y el rey nazarí fue huésped, en su exilio, del palacio Sevillano. Allí concibió el patio de los Leones, donde sintetizó lo mejor del arte nazarí con el mudéjar, y el gótico final, retomando la idea de patio peristilo pero rompiendo su ritmo casi unitario del modelo cristiano, solo roto por su arco central de mayor luz y elevación, como en el Patio del Yeso, jugando a una sofisticada alteración de ejes, cambios de prototipos de arcos, duplicaciones de columnas, y la presencia esencial de sus dos pabellones en sus lados menores y de los ingeniosos áticos de su eje transversal.

Reales Alcázares de Sevilla. Sección transversal del Patio de las Doncellas en el Palacio de Pedro I (1356-1366).

Reales Alcázares de Sevilla. Vista del Patio de las Doncellas en el Palacio de Pedro I (1356-1366).

Reales Alcázares de Sevilla. Sección longitudinal del Patio de las Doncellas en el Palacio de Pedro I (1356-1366).

Reales Alcázares de Sevilla. Vista del Patio de las Doncellas en el Palacio de Pedro I (1356-1366).

Conferencia impartida por D. Rafael Manzano Martos el 17 de Noviembre de 2010 en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame, EEUU.

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